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Cosecha de Soja: Recomendaciones para salir a cosechar en los momentos en que el clima da una tregua

Las reiteradas lluvias que están sucediendo en las últimas semanas en el centro productivo del país, están poniendo en jaque la buena cosecha de soja que se esperaba para la corriente campaña. Las estructuras de las plantas de soja han comenzado un proceso de descomposición; las chauchas, por el efecto de humedecimiento y desecamiento, se están comenzado a abrir y los granos, dentro de las chauchas, están empezando a brotar (Figura 1). Por todo esto, y buscando que el impacto de las pérdidas sea el menor posible, se deberán aprovechar los pocos momentos de tregua que el clima ofrece, para ingresar con las máquinas a los lotes a cosechar. Para ello, la máquina deberá estar preparada para poder transitar sobre un suelo con muy baja capacidad portante (riesgo de empantanamiento), ajustada para poder cortar plantas debilitadas y con chauchas de fácil apertura, regulada para poder alimentar eficientemente su sistema de trilla con material húmedo y calibrada para poder limpiar eficientemente el grano de entre materiales con peso específico similares.
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Figura 1. Lote con soja brotada por las continuas lluvias.

Transitabilidad

Las reiteradas lluvias que están sucediendo en las últimas semanas en el centro productivo del país, están poniendo en jaque la buena cosecha de soja que se esperaba para la corriente campaña. Las estructuras de las plantas de soja han comenzado un proceso de descomposición; las chauchas, por el efecto de humedecimiento y desecamiento, se están comenzado a abrir y los granos, dentro de las chauchas, están empezando a brotar (Figura 1). Por todo esto, y buscando que el impacto de las pérdidas sea el menor posible, se deberán aprovechar los pocos momentos de tregua que el clima ofrece, para ingresar con las máquinas a los lotes a cosechar. Para ello, la máquina deberá estar preparada para poder transitar sobre un suelo con muy baja capacidad portante (riesgo de empantanamiento), ajustada para poder cortar plantas debilitadas y con chauchas de fácil apertura, regulada para poder alimentar eficientemente su sistema de trilla con material húmedo y calibrada para poder limpiar eficientemente el grano de entre materiales con peso específico similares.
Dentro de la operatoria de la cosechadora, debe quedar bien en claro que, la capacidad portante del suelo, es proporcional al tiempo en que la cosechadora permanezca sobre él. Por lo que, una buena velocidad de avance de cosecha, es importante para evitar la formación de excesivos frentes de ondas en el suelo, causante de excesivos esfuerzos de rodadura y consecuentes “empantanamientos”. Además, trabajar con la máquina a la mayor velocidad de avance posible, implicará cosechar una mayor superficie y, por ende, aprovechar los momentos que el clima sin lluvias brinda como tregua. Es por eso que, la velocidad ideal para circular en estas condiciones, será la máxima que el sistema de corte admita (factor limitante de la velocidad máxima) la cual rondará entre los 7,5 y los 8 Km/h (Figura 2).
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Figura 2. Velocidad de avance y efecto frente de onda de barro.
En caso que la cosechadora cuente con un sistema de traslación por orugas de goma, sistema aún muy costoso de adquirir en nuestro país, va a tener una ventaja muy importante respecto a los rodados neumáticos. Esto se debe a que será más propicio transitar, en estas condiciones de suelo, gracias a que este sistema cuenta con una flotabilidad muy importante por su baja presión específica sobre el suelo. Esto lleva a los equipos a presiones de 600 a 400 gr/cm2.
Una operatoria que mejora sustancialmente la flotabilidad de la máquina es evitar cargar a la máxima capacidad la tolva de granos de la cosechadora. Lo recomendable, en estas situaciones especiales, es trabajar, como máximo, a mitad de tolva. Con esta sencilla práctica, se logrará reducir la presión específica sobre el suelo hasta un 30%, pudiendo ser clave para garantizar la transitabilidad de la máquina sobre el suelo anegado. Asistiendo a esta práctica, se deberá evitar que los equipos de apoyo (tractores con tolvas auto-descargables), transiten el terreno acompañando a la cosechadora durante la descarga. Dicho acompañamiento aumentaría el nivel de huellas, entre un 5 y un 7 %, y el riesgo de que el equipo de apoyo quede “empantanado” en el lote. Por lo tanto, se aconseja no sobrepasar el 50% de la capacidad de la tolva de la cosechadora y descargar en los lugares menos comprometidos, como cabeceras o lomas.
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Figura 3. Recorrido de la cosechadora en el lote con suelo anegado.
​Para lograr armonizar el trabajo de la cosechadora (50% de carga) y la descarga en cabecera (Figura 3), se ofrece una formula muy sencilla que permitirá determinar en qué longitud el operador obtendrá aproximadamente 50 % de la carga de su tolva (Figura 4). Con esta fórmula, el operador sabrá que distancia deberá recorrer, para que cuando esté de regreso en la cabecera, se encuentre aproximadamente a mitad de carga de tolva.
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Sistema de corte y entrega
Molinete

Las reiteradas lluvias que están sucediendo en las últimas semanas en el centro productivo del país, están poniendo en jaque la buena cosecha de soja que se esperaba para la corriente campaña. Las estructuras de las plantas de soja han comenzado un proceso de descomposición; las chauchas, por el efecto de humedecimiento y desecamiento, se están comenzado a abrir y los granos, dentro de las chauchas, están empezando a brotar (Figura 1). Por todo esto, y buscando que el impacto de las pérdidas sea el menor posible, se deberán aprovechar los pocos momentos de tregua que el clima ofrece, para ingresar con las máquinas a los lotes a cosechar. Para ello, la máquina deberá estar preparada para poder transitar sobre un suelo con muy baja capacidad portante (riesgo de empantanamiento), ajustada para poder cortar plantas debilitadas y con chauchas de fácil apertura, regulada para poder alimentar eficientemente su sistema de trilla con material húmedo y calibrada para poder limpiar eficientemente el grano de entre materiales con peso específico similares.
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Figura 5. Recomendaciones de regulación del molinete para cosecha de soja.
Haz clic aquí para modificar.

Barra de corte

Las reiteradas lluvias que están sucediendo en las últimas semanas en el centro productivo del país, están poniendo en jaque la buena cosecha de soja que se esperaba para la corriente campaña. Las estructuras de las plantas de soja han comenzado un proceso de descomposición; las chauchas, por el efecto de humedecimiento y desecamiento, se están comenzado a abrir y los granos, dentro de las chauchas, están empezando a brotar (Figura 1). Por todo esto, y buscando que el impacto de las pérdidas sea el menor posible, se deberán aprovechar los pocos momentos de tregua que el clima ofrece, para ingresar con las máquinas a los lotes a cosechar. Para ello, la máquina deberá estar preparada para poder transitar sobre un suelo con muy baja capacidad portante (riesgo de empantanamiento), ajustada para poder cortar plantas debilitadas y con chauchas de fácil apertura, regulada para poder alimentar eficientemente su sistema de trilla con material húmedo y calibrada para poder limpiar eficientemente el grano de entre materiales con peso específico similares.
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Figura 6. Recomendación de regulaciones en una barra de corte modal.
Cabe destacar que, además de las regulaciones de luces, se debe prestar suma atención al estado estructural de los puntones y al desgaste de las cuchillas. Cuchillas gastadas (con el filo roma) requerirán el doble de energía para realizar el corte, aumentando las pérdidas granarias, dañando los mandos de transmisión y aumentando el consumo de combustible.

Alimentación

Para que el sistema de trilla, ya sea axial o transversal, funcione de la mejor manera posible ante condiciones de material húmedo y fácilmente empastable, se deberá prestar especial atención a los sistemas de alimentación (sinfín concentrador o lona draper, chapas rascadoras y acarreador). Alimentar la trilla con material húmedo, enredado o en forma de bolos, implicará una trilla ineficiente, con grandes pérdidas por cola y pudiendo llegar a provocar el atoramiento del sistema de trilla.​

Sinfín

Para obtener una alimentación uniforme, sin enredos ni bolos y sin generar pre-trilla, se debe optimizar la altura de la espira del sinfín concentrador respecto del piso de la batea del cabezal. Para ello, se deben tomar tres chauchas representativas del cultivo a cosechar y con ellas, posicionadas horizontalmente, conformar una pequeña pirámide (dos abajo y una arriba al medio de las otras dos). La altura representada por esa pirámide de chauchas de soja será la luz que deberá tener la espira del sinfín respecto de su batea (Figura 7).
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Figura 7. Altura de espira de sinfín (pirámide de 3 chauchas de soja) para evitar pre-trilla o mala alimentación.
Para asegurar la buena alimentación también será necesario controlar, periódicamente, la luz entre las chapas rascadoras (desbarbadoras) y la espira del sinfín (Figura 8). Esta debe ser la mínima posible, con esto se conseguirá entregar el material de manera uniforme y sin formación de bolos (gran responsable de una mala trilla).
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Figura 8. Calibración de la chapa rascadora de sinfín para una buena alimentación.

Lonas de cabezal draper

Si el cabezal es un draper, se deberá prestar especial atención a la regulación de las lonas concentradoras (laterales) para obtener una buena alimentación del sistema de trilla. Las lonas tienen la posibilidad de regular, desde la cabina del operador, las revoluciones de los rodillos que las traccionan. La velocidad óptima, será aquella que ocasione que la planta, al recostarse sobre la lona concentradora, tome una posición de entre 40 y 50º de angulación. De esta manera, al ingresar las plantas a la lona central alimentadora, estas serán tomadas traccionándolas de adelante hacia atrás impidiendo que se desacomoden y ofreciendo una óptima alimentación (Figura 9).
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Figura 9. Posición ideal de entrada de plantas en cabezal draper.
Por otro lado, los cabezales draper en su mayoría, presentan un peso total 20 a 30% mayor que los tradicionales, a un mismo ancho. Por lo que, ante estas situaciones donde la flotabilidad es un factor clave, será importante que dicho cabezal cuente, o sea adicionado, con 2 ruedas de apoyo con un ancho no menor a 400 mm para que gran parte del peso del cabezal descanse sobre estas ruedas y no sobre el eje delantero de la cosechadora.

Acarreador

Si el cabezal es un draper, se deberá prestar especial atención a la regulación de las lonas concentradoras (laterales) para obtener una buena alimentación del sistema de trilla. Las lonas tienen la posibilidad de regular, desde la cabina del operador, las revoluciones de los rodillos que las traccionan. La velocidad óptima, será aquella que ocasione que la planta, al recostarse sobre la lona concentradora, tome una posición de entre 40 y 50º de angulación. De esta manera, al ingresar las plantas a la lona central alimentadora, estas serán tomadas traccionándolas de adelante hacia atrás impidiendo que se desacomoden y ofreciendo una óptima alimentación (Figura 9).
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Figura 10. Tensión óptima de las cadenas del acarreador.

Regulación del sistema de trilla

El sistema de trilla va a ser, de los sistemas internos de la máquina, el que más va a sufrir los efectos de la condición húmeda y fácilmente empastable del material a trillar. Por ende, el éxito de su funcionamiento dependerá en gran medida de la calidad en que sea alimentado. Sin embargo, se pueden dar algunas recomendaciones para optimizar el trabajo en esta condición tan particular.

Transversal o convencional

Será primordial que la apertura del mismo sea mayor a la entrada que a la salida (prácticamente el doble). Esto se debe a que el mayor volumen de material se presenta al comienzo de la trilla y va disminuyendo progresivamente por el colado del material a través de las grillas del cóncavo. De esta manera, se logra una trilla progresiva, reduciendo la posibilidad de empaste. Además, el trabajo en la condición húmeda deberá ser más agresivo que en las condiciones normales, con mayores revoluciones de cilindro y menor luz de apertura con el cóncavo. A manera orientativa, se brinda en la Figura 11 la luz de apertura necesaria para lograr una trilla eficiente.
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Figura 11. Regulaciones de luz de apertura delantera y trasera del cilindro de trilla.
En la Tabla 1, se puede observar la velocidad de referencia del cilindro, para trabajar en estas condiciones.
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Tabla 1. Revoluciones del cilindro de trilla para soja húmeda.

Axial

Será primordial que la apertura del mismo sea mayor a la entrada que a la salida (prácticamente el doble). Esto se debe a que el mayor volumen de material se presenta al comienzo de la trilla y va disminuyendo progresivamente por el colado del material a través de las grillas del cóncavo. De esta manera, se logra una trilla progresiva, reduciendo la posibilidad de empaste. Además, el trabajo en la condición húmeda deberá ser más agresivo que en las condiciones normales, con mayores revoluciones de cilindro y menor luz de apertura con el cóncavo. A manera orientativa, se brinda en la Figura 11 la luz de apertura necesaria para lograr una trilla eficiente.
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Figura 12. Rotor axial centrífugo.
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Figura 13. Rotor axial por fricción.
Para la trilla de soja húmeda en los sistemas centrífugos, como parámetro de referencia, se podrían establecer los siguientes valores:
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Para la trilla de soja húmeda en los sistemas centrífugos, como parámetro de referencia, se podrían establecer los siguientes valores:
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Para la trilla de soja húmeda en los sistemas centrífugos, como parámetro de referencia, se podrían establecer los siguientes valores:
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Figura 14. Referencia de luz de apertura entre rotor y camisa para soja húmeda.

Regulación del sistema de limpieza

Debido a que todo el material (grano, granza y paja) estará muy húmedo, la normal diferencia en peso específico, que existe entre cada uno de los compuestos, se achicará dificultando la labor de limpieza por diferencia de peso. Es por esto, que se deberá realizar una muy buena regulación del sistema de limpieza por tamaño, para luego poder ajustar por peso con el viento. Para ello, se hará circular a la máquina durante un trayecto corto (50 m) y se extraerá de la tolva una muestra de granos que será representativa del lote. Se cerrarán por completo las cribas del zarandón (zaranda de primera limpieza) y se depositará sobre este dicha muestra. Seguido a esto, se deberán abrir cuidadosamente las cribas hasta el punto en que hayan caído todos los granos. Luego, se toma con un calibre dicha medida de apertura, por ejemplo 6 mm. Con ese valor regulamos el resto del sistema de limpieza (Figura 15). Le damos un 20 % más a zaranda (zaranda de segunda limpieza), o sea 7 mm, un 50% más a zarandón (9 mm) y un 100% más a prolongador de zarandón (12 mm). Teniendo esta relación concretada, el colado del material queda ajustado físicamente, siendo propicio para trabajar con grano y granza húmeda. A partir de ahí, solo quedará regular, desde la cabina del operador, las revoluciones del ventilador hasta lograr que no se observe material sucio (granza) en tolva, ni pérdidas de granos, por encima de la tolerancia, por la cola de la máquina.
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Figura 15. Regulación por tamañado del sistema de limpieza.
Por otro lado, los cabezales draper en su mayoría, presentan un peso total 20 a 30% mayor que los tradicionales, a un mismo ancho. Por lo que, ante estas situaciones donde la flotabilidad es un factor clave, será importante que dicho cabezal cuente, o sea adicionado, con 2 ruedas de apoyo con un ancho no menor a 400 mm para que gran parte del peso del cabezal descanse sobre estas ruedas y no sobre el eje delantero de la cosechadora.
Fuente: INTA Precop
Maiztegui 665, Rosario, Santa Fe, Argentina
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